Después de un verano inolvidable, los niños vuelven a las escuelas y con ello, también regresa el tiempo en su habitación para estudiar. Esas tardes en las que necesitan toda la concentración del mundo para solucionar ese complejo ejercicio de matemáticas o comprender porqué la tierra es redonda. Muchas serán las dudas que se les presentarán en este nuevo curso y lo mejor para solucionarlas es estar rodeados de un entorno adaptado a ellos, donde poder desarrollar todo su potencial y estudiar de la forma más cómoda.
Y es que, es cierto que existen varias formas de ayudar a nuestros hijos a hacer las tareas del colegio, pero una de las maneras más importantes y efectivas es crear un espacio de estudio donde se sienta a gusto y les apetezca estar.
7 pasos para convertir su cuarto en una habitación para estudiar.
Aquí os traemos unas pautas a seguir para hacer de la habitación de tu hijo, una zona de estudio perfectamente ambientada:
¡Que se haga la luz!
Existen muchos tipos de luces, pero hay una especial para cada ocasión. Para estudiar es preferible optar por la luz natural, de manera que el escritorio debe quedar orientado hacia la ventana para el niño pueda aprovechar los rayos del sol.
Cuando la luz natural no sea posible deberemos utilizar lámparas orientables que hagan desaparecer cualquier sombra que moleste en los apuntes.
En un país multicolor no hay concentración
La hora de elegir la gama cromática que compondrá la habitación de nuestros hijos es uno de los momentos más divertidos, pero también en uno de los más atención hay que poner. Debemos tener en cuenta qué sensación queremos causar en el niño y optar por colores que aportan armonía al entorno.
Los verdes, lilas, blancos y azules causan unas sensaciones similares: tranquilidad, relajación, orden y disminución del miedo. Los colores como el amarillo y el rojo son más agresivos, pero ayudan a activar la creatividad y la mente del niño de forma que les resulta más fácil recordar aquello que requiere de repetición para su memorización. Si decides usarlos, elige los tonos más suaves de la gama.
Estudio y descanso, separados mejor.
En cuanto a la orientación de los muebles, si algo que hay que tener en cuenta es que la zona de estudio no se debe ver interrumpida por la de descanso. Es decir, el escritorio debe estar orientado hacia el lado contrario que la cama, de forma que el niño no se sienta atraído por ella.
Con este sencillo paso conseguiremos que la típica frase “¡Mi cama me está llamando!” sea sustituida por “¡Venga, que ya queda menos para acabar la tarea!”.
Sillas a su medida.
La elección de la silla en la que tu hijo es importante para evitarles dolores de espalda en un futuro y facilitarles su estudio.
Por ello, es fundamental comprar una ergonómica y tener en cuenta que se pueda adaptar a la altura que necesita el niño. Además, si no está cómodo tendrá más ganas de abandonar su zona de estudio y buscar otra zona en la que se sienta cómodo, afectando a su concentración.
Escritorio amplio.
¡Qué gusto da cuando podemos esparcir las cosas a nuestro gusto por la mesa! Por eso es preferible contar con escritorios grandes y amplios la habitación de nuestro hijo. Libros, estuches, cuadernos… ¡El material del cole es interminable! Y necesitan mucho espacio para usarlo cómodamente.
Si la habitación no es muy amplia, se puede optar por un escritorio a medida. De esta forma, podrás situarlo en espacios pequeños y sacarlo cuando sea necesario.
Orden en la sala.
Una buena organización es importante a la hora de hacer la tarea, ya que se ahorrarán tiempo y esfuerzo para encontrar aquello que necesiten. Para ello, no pueden faltar cajones, estanterías y baldas, donde pueda colocar todas sus cosas sin que le resulte difícil acordarse de qué dejó en cada sitio.
Una buena idea para que no se olvide de nada es dividir cada uno de los apartados según lo que necesite, por ejemplo, en uno los libros, en otro los cuadernos, carpetas…
¡Diviértete jugando!
Y llegamos a la idea más chuli, ¡a divertirse!
Todo niño debe tener como tarea diaria divertirse y jugar. Como padres buscamos lo mejor para nuestros hijos. Aunque a veces no somos conscientes de todo lo bueno que aporta jugar. Para nosotros puede parecer un tiempo que están desperdiciando cuando podrían estar estudiando pero para ellos es algo completamente necesario para desarrollar su imaginación, creatividad y desconectar de toda la jornada del colegio.
Los descansos en las horas de estudio son necesarios. Y premiar con momentos de juegos para motivarles a terminar sus tareas son un gran refuerzo positivo. Mucho más si pueden compartir esos momentos contigo.
¿Qué te parecen estas ideas? Seguro que ya le están dando vueltas a la cabeza para redecorar la habitación de tu hijo y dejarla perfecta para este nuevo curso.